miércoles, 29 de septiembre de 2010

Y sí, ni “libres” ni independientes


La cuestión parecería radicar entonces en saber sobre qué concepción del mundo se paran los jueces argentinos, si sobre la que nos habla de democracia o sobre la que nos susurra acerca de complicidades con los monopolios.

Por Víctor Ego Ducrot
Periodista, escritor y profesor universitario.

Habrán visto ustedes que la artillería pesada de las corporaciones contra la  nueva Ley de Medios y toda iniciativa que tienda a democratizar la palabra, para profundizar el orden constitucional, se ampara en consideraciones grandilocuentes respecto de conceptos como “libertad de prensa” e “independencia del poder judicial”. Descubramos primero qué se esconde bajo la alfombra, y después registremos aunque sea algo sobre ciertas categorías, entre ellas las desarrolladas por un ministro de nuestra Corte Suprema.

Entre los paladines de la “libertad de prensa” se encuentra la Asociación de Entidades Periodísticas Argentinas (ADEPA). Si visitan su sitio electrónico , comprobarán que Arturo Guardiola, del diario Los Andes, de Mendoza, está al frente de la Comisión de Libertad de Prensa e Información. Pero resulta que el 28 de marzo de 2008, en declaraciones a Radio Nihuil de esa misma ciudad cuyana, el entonces ministro de Seguridad de la provincia, Juan Carlos Aguinaga, recordó que el tal Arturo Guardiola fue funcionario de la dictadura militar, más precisamente subsecretario de Educación y Cultura del gobernador de facto Bonifacio Cejuela, desde enero de 1982. En fin, ¿qué quieren que añada, que los de ADEPA respaldan toda la campaña de ingerencias ilegales del Grupo Clarín para trabar la nueva Ley de Medios; para impedir que la Justicia esclarezca si los hijos de la Noble son apropiados o no?

Las revelaciones del párrafo anterior acaban de ganar la luz pública en la propia Mendoza, y el director de la carrera de Comunicación Social de la Universidad Nacional de Cuyo (UNCu), Ernesto Espeche, dijo al respecto: “el sujeto en cuestión es el director periodístico del diario Los Andes, que forma parte del Grupo conducido por Héctor Magnetto, lo que ya nos ilustra acerca del alcance de su compromiso con la democracia. Mientras Guardiola era funcionario de la dictadura, el monopolio comenzaba a expandirse, se preparaba para hacer su aporte al mito de los dos demonios, funcional al modelo de país dejado por el terrorismo de Estado, plasmado este desde la apropiación de Papel Prensa y el proceso de concentración mediática, que pretende someter al conjunto de los argentinos y argentinas.”

Espeche comparte con su colega Santiago Aragón y los decanos y directores de carreras de otras doce Universidades Nacionales la representación académica en la Corriente por una Comunicación Nacional y Popular (CCNP), instancia política que participó en forma activa en la multitudinaria concentración registrada ayer frente a Tribunales para exigir que la Corte Suprema y el Poder Judicial en su conjunto estén a la altura de lo que la Constitución les demanda, terminando con esa suerte de “terrorismo del amparo”, conducido desde las tinieblas por la corporación mediática para obstruir la plena ejecución de una ley debidamente sancionada por el Congreso Nacional y promulgada y reglamentada por el Ejecutivo.

“La Corriente, junto a organizaciones sociales, sindicales y de la comunicación popular, participó en la movilización  al Palacio de Justicia, y seguirá haciéndolo en todos los espacios y ámbitos pertinentes, porque tiene un compromiso estratégico con las políticas públicas del gobierno nacional, propiciadoras de más y mejor ciudadanía, inclusión social y desmonopolización de los aparatos de producción simbólica de los oligopolios mediáticos, los mismos que trabajan para alinear al conjunto de la sociedad en orden a sus intereses sectoriales; estamos comprometidos con una experiencia que pone a los claustros académicos junto a las necesidades del pueblo en su conjunto”, destacó Aragón, decano de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Lomas de Zamora (UNLZ).

Respecto de la andanada de amparos judiciales que pretenden obstaculizar la legítima acción de gobierno y la plena aplicación de las leyes, Néstor Kirchner disparó con certeza: “nosotros no queremos una justicia independiente del poder político y dependiente de los factores de concentración económica o mediática…todo el mundo sabe que hubo una reunión de Jorge Rendo (director de Relaciones Externas de Clarín) con el presidente de la Corte  (por Ricardo Lorenzetti), yo no quiero pensar mal de esa reunión…”

Si se puede pensar mal de semejantes encuentros y, gracias a una larga tradición de conductas pasadas y presentes que ubican al Poder Judicial como sujeto activo en la adopción de posiciones políticas concretas, también se puede pensar que, otra vez, las opciones de algunos magistrados podrían ir en un sentido contrario al que demanda la Constitución, preocupación expresada por el titular de la Autoridad Federal de Servicios de Comunicación Audiovisual (AFSCA), Gabriel Mariotto, cuando, al referirse al fallo que se espera del máximo tribunal sobre el artículo 161 de la nueva Ley de Medios, sintetizó: “la Corte tiene la posibilidad de demostrar si es una Corte de la democracia o es una Corte de los monopolios”.

Por supuesto que las instituciones como la representada por aquel tal Guardiola se manifiestan con la grandilocuencia del lenguaje, que suele ser hija de la vacuidad conceptual, cuando  no descendiente del más profundo espíritu excluyente y despreciativo del orden ciudadano, y así es que cacarean a todo viento acerca de la independencia del Poder Judicial, como forma encubierta de proponer la dependencia del mismo respecto de los intereses corporativos.

Veamos qué dice al respecto un integrante del tribunal supremo. En su artículo “Dimensión Política de un Poder Judicial Democrático”, consultable en la página , Eugenio Raúl Zaffaroni sostiene que “El juez requiere independencia –externa e interna– para ser imparcial, es decir, para poder ser un tercero sobre las partes y, por ende, para ser juez. Pero por regla general esta imparcialidad tampoco es bien comprendida, pues suele identificársela con una imagen estereotipada del juez, concebido como una persona sin ideas y desvinculada de los problemas de la comunidad, es decir, lo que alguna vez hemos llamado el juez aséptico y que algún autor ha satirizado como el juez eunuco. Está claro que el juez no puede responder a las órdenes o conveniencias de un partido político, pero esto no significa que el juez no sea un ciudadano, que no tenga un sistema de ideas, una comprensión de la realidad, una concepción del mundo. No sólo no hay juez que no la tenga, sino que no hay hombre que no la tenga, por simple que sea. El juez eunuco, realmente, es una ficción absurda, una imagen inimaginable, una imposibilidad de hombre, una aberración humana.”
 

La cuestión parecería radicar entonces en saber sobre qué concepción del mundo se paran los jueces argentinos, si sobre la que nos habla de democracia o sobre la que nos susurra acerca de complicidades con los monopolios.
http://tiempo.elargentino.com/notas/y-si-ni-libres-ni-independientes

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